lunes, 18 de agosto de 2008

Alicia y el Gato

El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con respeto.

--Minino de Cheshire --empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba--. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?

--Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar --dijo el Gato.
--No me importa mucho el sitio... --dijo Alicia.
--Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes --dijo el Gato.
--... siempre que llegue a alguna parte --añadió Alicia como explicación.
--¡Oh, siempre llegarás a alguna parte --aseguró el Gato--, si caminas lo suficiente!

A Alicia le pareció que esto no tenía vuelta de hoja, y decidió hacer otra pregunta: ¿Qué clase de gente vive por aquí?
--En esta dirección --dijo el Gato, haciendo un gesto con la pata derecha-- vive un Sombrerero. Y en esta dirección --e hizo un gesto con la otra pata-- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos.
--Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca --protestó Alicia.
--Oh, eso no lo puedes evitar --repuso el Gato--. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
--¿Cómo sabes que yo estoy loca? --preguntó Alicia.
--Tienes que estarlo afirmó el Gato--, o no habrías venido aquí.

Alicia pensó que esto no demostraba nada. Sin embargo, continuó con sus preguntas:
--¿Y cómo sabes que tú estás loco?--Para empezar -repuso el Gato--, los perros no están locos. ¿De acuerdo?
--Supongo que sí --concedió Alicia.
--Muy bien. Pues en tal caso --siguió su razonamiento el Gato--, ya sabes que los perros ladran cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos. Pues bien, yo ladro cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco.
--A eso yo le llamo ronronear, no ladrar --dijo Alicia.
--Llámalo como quieras --dijo el Gato--.

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